Duplas Salvajes

Crónica natural de esas alianzas imposibles que solo la supervivencia explica.

En mi último viaje de safari por África, he visto cosas que jamás imaginé.

Leonas durmiendo sobre los árboles, como si la gravedad fuera opcional.

Leopardos entregados a escenas tan salvajes y desenfrenadas que hasta los monos se bajaron del árbol para mirar.

Jirafas que asoman sus cuellos infinitos, curiosas, como si quisieran enterarse del último chisme de la sabana.

Y elefantes que pasan tan cerca, tan solemnes, que uno siente que debería tratarlos de usted.

Pero, de todo lo que vi, lo que más me llamó la atención fue la dupla del ñu y la cebra.

Van juntos a todas partes. Caminan, pastan, migran.

Parecen esos amigos inseparables del colegio.

Hasta que descubrí el secreto:

el ñu es tonto, pero tiene un olfato e instinto increíbles para detectar agua y lluvia a grandes distancias.

Eso sí, su memoria y orientación son tan limitadas que, si lo sueltas solo, probablemente termine en Mozambique buscando un charco.

La cebra, en cambio, es todo lo contrario: tiene una memoria espacial perfecta, recuerda las rutas migratorias, conoce los lugares seguros por donde caminar y, además, tiene vista y oído tan agudos que detecta el peligro antes de que empiece la música de National Geographic.

Es una suerte de Waze de la sabana.

Tremenda dupla: el ñu huele, la cebra guía.

Y juntos migran, sobreviven, avanzan.

Una relación perfecta… hasta que tienen que cruzar el río.

El río es el gran obstáculo.

Ancho, turbio y lleno de cocodrilos que esperan, pacientes, como cuando aguardamos al Rappi con nuestra pizza.

Entonces ocurre lo inevitable: los ñus se lanzan primero.

Miles de ellos, corriendo, empujándose, chapoteando, convencidos de que el coraje reemplaza la información.

Y los cocodrilos, felices, en su festín, mientras las cebras observan desde la orilla, inmóviles.

Cuando el agua se calma —y los cocodrilos ya están haciendo la digestión—, las cebras cruzan tranquilas.

Secas. Elegantes.

Y ahí entendí todo.

Parecía que migraban juntos, pero la verdad es que la inteligencia siempre encuentra la manera de sobrevivir.

Quien sabe esperar, no se moja.

Quien no, se convierte en alimento.

Y pensé en mi país.

En nuestra terrible situación.

En cómo, cada cierto tiempo, también nos lanzamos al río.

Ciegos. Eufóricos. Convencidos de que la furia es sinónimo de cambio.

Saltamos detrás de cualquier consigna, aunque no sepamos de qué se trata ni quién está del otro lado esperando con la boca abierta.

Los ñus del Perú también corren.

Corren tras banderas que no entienden, tras causas que otros escriben,

y terminan sirviendo de cena para los mismos cocodrilos de siempre:

los que se alimentan del caos y de la ignorancia.

Las cebras, mientras tanto, observan desde la orilla.

Miden el momento.

Aplauden el desastre con frases bien formadas,

y luego cruzan secas, sonrientes,

como si la desgracia nacional fuera solo un mal capítulo de Animal Planet.

Así entendí que, al final, todos tenemos algo de ñu y algo de cebra.

Solo que en mi país, últimamente, sobran los ñus y escasean los que saben cruzar sin hacer olas.


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Comentarios

14 respuestas a «Duplas Salvajes»

  1. Avatar de Guillermo Herrera Fakhye
    Guillermo Herrera Fakhye

    Mi querido Christian, no hay caso que debiste empezar está crónicas semanales desde hace mucho.
    Un abrazote desde Río donde hoy iniciamos la defensa de nuestro título de campeones sudamericanos de golf senior.

    1. Avatar de MacLean Christian

      Gracias Guille
      Nunca es tarde!

  2. Avatar de Pablo
    Pablo

    Excelente comparación Colorao.
    Mejor descripción no hay.
    👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼

  3. Avatar de Paul
    Paul

    hola Christian, muy buen artículo. Te felicito

  4. Avatar de J Villaran
    J Villaran

    Muy bueno 100A1 👍😡

  5. Avatar de Maria Amelia Mac Lean
    Maria Amelia Mac Lean

    Buenísimo primo, te felicito 🤗👏👏👏

  6. Avatar de Heinz
    Heinz

    Sin duda, claro ejemplo y comparativo con el Perú, sobretodo que aca, abundan los ñus. Abrazo!!

  7. Avatar de Susana Artigas
    Susana Artigas

    Primo chico ; heredaste los genes del tío Ricardo … que creatividad e inteligencia!!

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