Dando vueltas. Trompos para ser más preciso. Acabo de impactar contra un triciclo en la panamericana norte y por esquivarlo, mi camioneta gira como el juego de las tazas gigantes donde se sientan cuatro personas y giran sin parar. Así, pero más peligroso.
Fue un verano que venía regresando del norte y al pasar por Chimbote algo me olió mal. Ese olor no era el de harina de pescado que para unos no es muy agradable, pero para otros- los chimbotanos precisamente- es olor a progreso, a prosperidad, a chamba.
Me olió mal al entrar a Chimbote y ver cuánta gente cruzaba la carretera sin el más mínimo cuidado. De pronto, apareció en mi camino, un hombre maduro que giró su triciclo invadiendo la carretera como si del patio de su casa se tratara, pero asfaltado. Al verlo, mi reacción fue inmediata, pero por centímetros, rocé la punta de su maltrecho triciclo para comenzar un terrorífico espiral de trompos cruzando el carril contrario hasta terminar en un paradero atiborrado de personas que veían cómo mi camioneta con mi mujer, mis hijas y hasta mi perro que viajaba en una tolva llena de bultos nos dirigíamos descontroladamente hacia ellos. Faltando pocos metros para llegar al impacto, la camioneta se detiene dentro de una nube de polvo. Un silencio absoluto precedido del ensordecedor ruido de una turba me ubicaron en un escenario donde lo peor estaba aún por empezar
El pueblo entero descargó esa furia colectiva que las masas generan ante un detonante. Nos acusaban de haber atropellado al anciano de la carretilla gritándonos desde todos los flancos.
¡Maldito!, colarao de mierda.
Pero sí no lo toqué!!? Gritaba.
Sí Gringo de mierda, pituquito conchatumare, lo atropellaste!
Todos me acusaban pero sabía que solo habíamos rozado su triciclo, lo que desconocía era que mi amigo Jorge que venía detrás nuestro, en su auto , al ver mi camioneta girando e invadiendo el carril contrario se distrajo y atropelló al anciano. Felizmente entre el tumulto, se dio maña para traer un patrullero que nos permitió salir con vida de ese lugar para luego encargarnos del anciano de la carretilla llevándolo a un hospital , comprobar que su estado era bueno y claro, dejarle una indemnización por los días que no iba a trabajar. En realidad no trabajaba, pero bueno, asumimos que sí y la cosa no llegó a más.
Siempre que veo una carretilla, este episodio se repite como ahora que estoy en una cuesta de San Genaro en chorrillos filmando un comercial de Edyficar titulado irónicamente por mi mismo: la tía de la carretilla.
Esta vez, mi sensación o percepción por las carretillas cambió. Antes, las veía con mala onda, hasta con repulsión y cuidado para no chocar-literalmente- con ellas. Hoy no solo la veo como la herramienta de trabajo de una señora que lleva sus viandas hasta su puesto de comida en el mercado. También veo el esfuerzo que le significa a esa pobre mujer, empujar esa carretilla, fuente de trabajo, y hoy protagonista del comercial que me encuentro filmando para una financiera que te da una mano para salir adelante .
Siento, al ver a la señora que actúa en el comercial que filmo, el esfuerzo de empujar una carretilla llena de ollas para llegar a su trabajo en la punta del cerro y me comparo con muchos de nosotros que nos quejamos desde el interior de nuestro auto, cuando no avanzamos por el tráfico, o renegar por los huecos en las pistas, de nuestra chamba, o de cosas que realmente no pesan como esa carretilla.
Hoy la gran mayoría de peruanos tiene que empujar su carretilla y sus vidas para salir adelante y es ahí donde Edyficar les da una oportunidad, una mano para salir adelante, para llegar lejos adquiriendo un préstamo para mejorar su calidad de vida. Y a mí, la oportunidad de dirigir un comercial , contar una historia y cambiar favorablemente mi opinión sobre las carretillas.
La Carretilla
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Comentarios
3 respuestas a «La Carretilla»
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Esto me hace acordar a un panadero que se le cruzo a mi papá en un viaje tambien a Chimbote…
Luego de la nube de polvo (y panes) y requintada respectiva (de mi papa al panadero), la respuesta fue: «pero si yo siempre doblo aqui»
Saludos -
Muy bueno Christian!!!
Felicitaciones.
Una pregunta: la tia de verdad chambea con la carretilla o buscaron a una tia para esto?-
Gracias Juan Miguel
No, todo es una puesta en escena. Ese es el detalle, la tía es una actris, la locación es real pero se busca con anticipación, el triciclo se alquila, los bultos se acomodan, todos los detalles se planean en una preproducción previa.
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