Esta semana, después de muchos años, celebré semana santa como se debe.
A diferencia de otras semanas no muy santas, ésta fue absolutamente distinta. Mis hijas y yo estuvimos en San Bartolo celebrando la fiesta asistiendo a Misa como nunca antes.
Lo que sí fue como siempre, el mar grande, con muchas olas y con condiciones espectaculares para correr una de las mejores derechas del Perú: Peñascal.
Fue el viernes santo, el marco divino para disfrutar con mis amigos Oky y Stefan las mejores olas del fin de semana.
Eran las ocho de la mañana del viernes y el mar nos regalaba un día soleado y enormes olas para correr, esta vez, sin resaca y felizmente con buen estado físico, el que me permitió correr olas de más de dos metros de altura.
Realmente estaba en la gloria hasta que un ola me arrancó la tabla dejándome a merced de la corriente y las rocas.
La tremenda ola rompió mi pita como si fuera un pabilo de cometa con la diferencia que las cometas se van al cielo y nosotros, mi tabla y yo, estábamos camino al infierno de rocas frente a la rompiente.
Gracias a Dios-literalmente- estaba entrenado y pude nadar durante veinte minutos contra la corriente hacia la orilla, para luego recoger mi tabla que no tuvo tanta suerte.
Realmente todo un vía crucis.
Ese viernes santo que se recuerda la muerte de Cristo, lo recordaré tanto como el domingo de «resurrección»
.
Viernes Santo
por
Etiquetas:
Comentarios
Una respuesta a «Viernes Santo»
-
Estimado Amigo,es necesario que para esas condiciones tengas una pita mas gruesa, pero de todas maneras ten siempre un par de pitas, suerte vamos a correr…
Deja una respuesta